SANTIAGO

          Santiago nos recibe con un día espléndido de mucho calor. El centro de la ciudad tiene muchas calles peatonales, por la que discurren mareas y mareas de gente. En general, los edificios son altos, como los que aquí veis. Dedicamos la primera tarde a callejear, aunque no tiene un casco antiguo para recorrer.
Estuvimos en la catedral, parecida a las grandes que hemos visto hasta ahora. Nos tomamos un helado y un café en la Plaza de la Moneda, donde vimos los ensayos de algunos coros que iban a actuar un poco más tarde.
El primer día nos fuimos a cenar al centro y por poco no cenamos. Como era domingo, todo cerraba muy pronto. Por fin conseguimos entrar en una pizzería y cenamos rápidamente, pues ya era hora de cerrar.
Cuando salimos ya no quedaba nadie prácticamente en la Plaza. Un paseo hasta el apartamento y a dormir.


                 Nos íbamos al día siguiente . No   madrugamos pero  espabilamos un poco. Nos faltaba por ver El Palacio de la Moneda, estaban restaurándola y no se podía entrar, excepto los domingos, y ya era lunes. En una gran explanada que hay a continuación del Palacio de la Moneda se encuentra la  estatua dedicada a Salvador Allende. Nos hicimos algunas fotos.
No pudimos entrar en ningún museo, el lunes es el día de descanso semanal. Ya no era la primera vez que nos sucedía..          
Seguimos caminando hacia la Plaza del Mercado. Nos habían dicho que era muy bonito el local, y efectivamente, por fuera era bonita y por dentro también. Ha pasado de ser únicamente plaza de mercado a convertirse en un lugar repleto de restaurantes, cafeterías, oficinas que ofrecen tours por la zona. Si, si también queda algún que otro puesto de verduras, pero los menos.Te sientes acosada por los camareros. Al final comimos en un restaurante que regenta un español, de Gijón.  Augusto se llamaba él y también el restaurante.

                       Al salir cruzamos un puente que nos llevaba al Museo de Bellas Artes. Lo vimos por fuera, hicimos algunas fotos. Tenía la escultura de un caballo de Botero.




                Terminamos el recorrido visitando las ruinas de un castillo que sorprende por su situación, un cerro en medio de Santiago, así como por sus jardines y edificios en bastante buen estado. Un sitio coqueto con numerosas plazas:: la de los Naranjos, la de Neptuno. Es una zona muy concurrida, tanto por jóvenes como por padres con niños-as. Estaba muy cerca del apartamento. La vista era hermosa y de noche tenía una bonita iluminación.





       


                 En un principio pensamos que Santiago no daba para mucho más, pero después fuimos viendo que se podía  estar tres o cuatro días. No es solo el palacio de La Moneda.